lunes, 10 de marzo de 2014

Frases célebres

Desde hace más tiempo del que recuerdo siempre llevo conmigo una libreta, o algo que se le parezca, para, en caso de necesidad, poder apuntar ahí lo que se me pase por la cabeza. Muchas veces también robo impunemente cosas que se le pasan a otra gente por la cabeza, aunque en la mayoría de los casos les aviso de ello, con alguna frase del estilo '¡eso va directo a mi libreta!'.

Lo más habitual, y que he venido haciendo desde el secundario, ha sido compilar ahí frases célebres de anónimos conocidos, sin un sentido aparente, pero dignas de ser preservadas para la posteridad (¿?). Cada tanto algún amigo me recuerda que todavía no hice la prometida publicación en el blog de la cantidad de estupideces guardadas, y mis evasivas son de lo más variopintas. Hoy, porque estoy en una etapa de expresividad digna de ser aprovechada, sale la primera tanda de ellas.

No hay autores identificados, sepan disculpar, pero debo proteger a mis fuentes.

- No me puedo ir con una baguette en la mano, yo soy una persona respetada en el barrio.

- Gabi es una mina que se casó el día de su casamiento.

- El otro día casi me caigo por pajera.

- Me peleo con mi madre y con mi abuela para que me den abrazos.
- Yo no me metería con un tipo que en caso de emergencia usa sus calcetines.
- Mi postre es el tabaco.
- You need to be crazy to solve complex problems.
- La única manera de no tener responsabilidades es tener un montón de responsabilidades.
- Yo hago mi horario, se puede hundir el mundo... bueno, si viene alguien con la cabeza debajo del brazo hablamos.
- I'm the designated drinker for [the next] two weeks.
- Te da con el látigo de su desprecio.
- Sabe que la permeabilidad te pone loco.
- We are over 13 hours of flight and it's about time we reunited with Mother Earth.
- Le metí un gol semántico.
- We are an anomaly in the building.
- Y yo pensaba '¡qué pijazo este chabón!'.
- Only three families at the hotel and you had big quilombo.
- Hace unos años las cucarachas tenían el tamaño de ratas. Ahora las ratas llevan burka y AK-47.
- Remember 2nd grade class is nut-free.
- Me lavé las manos pero toqué una vaca.
- Quiero aviones que aterricen aunque les estén disparando.
- Cuando me dejo lo del medio me siento Hitler.
- Hay una foto tuya genial en la que parece que te estuviera dando por culo.
- El té verde es todo verde.
- If you're thinking about popping out kids, this is the best country to do so.
- Me están pidiendo que robe porque no tiene pito.
- Politeness stops at 21:00.
- Te lo voy a devolver en una bolsa, yo te aviso.
- Hay carnes picadas y carnes picadas...
- Le tuvieron que sacar el hígado. Pero por suerte tenía el otro.
- In a parallel universe I might be likable.
- Irania está al lado de Iraquia.
- Yo pensaba lo mismo hasta que conocí a un polaco.

domingo, 9 de marzo de 2014

Catarsis

Y después de eso no escribí - publiqué, mejor dicho - nada más. Se me ocurrió una variedad de buenas excusas, ninguna en realidad aceptable. Eructos había sido abandonado una vez más, pobre. Y como el leit motiv en su momento habían sido los viajes surge como inevitable retomarlo luego de un par de semanas de locura aeronática. Otra excusa, porque en el interin estuve generando millas a tutiplén y mis elucubraciones jamás llegaron hasta aquí.

Debo reconocerlo, me está costando. Pensé que sería más fácil, tantas veces en este tiempo en situaciones que ameritaban el recuerdo vía relato o imaginando frases que hubieran quedado bien juntas. Evidentemente la falta de temática no me molesta en absoluto si pude ingeniármelas hasta ahora para escupir dos párrafos sin decir algo en particular.

Fiaca total. El famoso 'tirarse a muerto' de Arlt. Esa es la justificación real de mi desaparición escrituril de este año. Porque cosas pasaron, historias surgieron, y la vida continuó, sólo que no me molesté en plasmarla por escrito.

Hubo un día, hace ya bastante tiempo, en que finalmente procesé lo que pasaba allá, en el otro lugar. Hay días que son para olvidar. Sin embargo, otros son tan malos que parecen dar la vuelta y se tornan memorables. Ese día fue de estos últimos.

Durante una comida una evocación de etapas pasadas, metas conseguidas y caminos elegidos disparó un ataque de caspa que no por muy habitual en una mal llevada como yo dejó de sorprenderme. Quizás ése haya sido el primer paso, o el segundo. Con las causas identificadas y, en cierto modo, resolubles, evitables y eliminables, la teoría dictaba que nasa podía impedir actuar contra ellas.

Quizás lo que me faltaba era eso, escucharlo de mi propia boca, con bronca, resuelta, con los huevos al plato ante una situación que, no me voy a engañar, sólo dependía de mí cambiar. He de decir que, en efecto, fue movilizador, aunque también hubiera dolor y angustia al no ser fácil admitir que algunas decisiones no salieron como uno esperaba, que quizás algún camino no había sido el adecuado, o que mucho tiempo después se termina añorando aquello que en su momento había sido la primera opción. Lo que tocaba en ese momento era, definido el objetivo, ver cuál era el camino a seguir.


Como decía antes, la vida continuó, y tanto, que ni siquiera me senté a procesar el cambio radical de los últimos meses y lo mucho que tenía que ver con esa especie de declaración de intenciones interna después de esa comida. Cambio de trabajo, de ciudad, de país, de mentalidad. Hoy domingo, mientras escribo en Copenhague hay un día soleado como se ven pocos en esta época del año, y yo acá adentro, aporreando un teclado. Parafraseando a Amparo, por una vez que se me ocurre expresar cosas, mejor aprovecharlo.

Agárrense fuerte, porque Eructos volvió, y con material.

viernes, 1 de febrero de 2013

Confusiones

Cuando sonó el teléfono y vi la hora que era supe que se trataba de problemas. Por eso le dije que viniera a casa directamente.

Ellos siempre me dicen que en realidad yo me aprovecho de que entre amigos esas cosas no se hacen, pero a mí no me importa. Nos queremos igual y nos bancamos a pesar de todo. Incluso en circunstancias como ésta. Mejor dicho, justamente por circunstancias como ésta.

And there it was, suddenly, just in front of them, the scary realisation that they had actually made love.

¿Pero cómo? ¿Cómo te das cuenta de algo así? - le pregunté, a quemarropa - si jamás te enamoraste de nadie?

Debería  existir una cierta etiqueta - en la que luego, por supuesto, uno se cagaría olímpicamente - acerca de lo que hay y no hay que hacer en casos de one night stand. No podés abrazar tiernamente al otro, regalarle miradas de una magia incomparable, tener los ojos llenos de felicidad completa y encima pasarte la noche brindando caricias suavemente deliciosas. Hasta el más malo de los malos sucumbe ante eso. Pero, yo también le dije esa noche 'a veces te pinta el amor'.

Cuando de repente se dio cuenta de que todo esto era impublicable decidió abrirse y contarme todo. Si tengo que creerle la mitad la única conclusión que puedo sacar es que está en un problema gordo, Vamos, como dicen los angloparlantes, in deep shit.

Decidí entonces continuar con mis preguntas a quemarropa. '¿Hace cuánto que no te pasaba algo así? Digo, esto de darle tantas vueltas en la cabeza a una persona que no conocés de nada'. La respuesta no por esperada fue menos contundente. 'No me había pasado jamás', me dijo, y ya tenía los ojos empañados. Y éramos dos. Jamás había visto esos ojos ('the most beautiful, big brown eyes I've ever seen', textual en serio) brillar de ese modo.

Esa cara... por lo que me contó, mostraba felicidad pura. Si sólo dejaba los ojos al descubierto era evidente que denotaban un estado de plenitud absoluta. ¿Y cómo era posible?

Estaban los dos en la misma, perfectos desconocidos, que después de una conversación así no más y un par de ginger ale con vodka - y después el vejestorio soy yo con mis G&Ts - deciden fríamente - ma non troppo -  irse juntos. Sin siquiera explicitarlo antes, irse juntos con rumbo acordado, porque no quiero irme con ellos, quiero irme solamente con vos, y sin que hasta ese momento hubiera habido contacto físico alguno.

Pero al final no me quedaba otra que creerle. Dijo que no había bebido mucho, que no estaba inventándose cosas a posteriori. Que, incluso, si era preciso, podía reconstruir uno a uno los momentos previos, una a una las caricias que no deberían haber ocurrido. Tenía la mirada de felicidad que le habían regalado grabada a fuego en el alma. Eso no se hace.

'Estoy mal'. No paraba de hablar. Necesitaba catarsis, evidentemente. 'Me da la sensación de que ahora soy capaz de hacer cualquier cosa. De hecho, haría cualquier cosa por poder volver a ver esos ojos. Estoy completamente idiota'.

No me extrañaba. Siempre había sido de tomar decisiones impulsivas y ridículas. Y como tiene más culo que cabeza siempre le salen bien. Pero esto parecía un poco mucho.

'Lo que jamás le voy a perdonar es que me haya quitado el sueño'. Ahí sí, no me quedó otra que creerle.

Para alguien completamente inexperto en estas lides el aprisionamiento había sido bastante rápido. Y no le hacía gracia alguna. Claro, el típico temor a lo desconocido. Empiezo a entender de a poco todo. 'Worse than the total agony of being in love?' le decía Sam al marido de su madre en Love Actually. No, no hay nada peor. Es espantoso. Más cuando tenés la certeza de que se trata de eso.

miércoles, 20 de junio de 2012

Empezando por un puente...

Era en abril... y al final casi, casi, hice girar la tómbola y salió Alemania. Tocaba esta vez el sur, y como no lo conocía, el destino inicial fue el aeropuerto de Munich. Allí alquilé un auto, y para compensar el fiasco del Ford Kuga en FRA hace un par de años pedí uno más pequeño pero bonito. Lo peor fue que me hicieron caso, y los muy inconscientes me dieron un lindísimo BMW serie 1, encima el modelo Sport. Ay, ay, ay...

El modo de control de tracción definitivamente ayudó a mejorar mis habilidades de conducción en mojado, dado que los dos primeros días cayó del cielo una que te la voglio dire. En uno de los peores momento estaba en el medio de la autopista volviendo de Munich, donde había visitado el museo de BMW, y con lluvia torrencial y todo el pequeño me dejó pisarlo hasta 180 más o menos, mientras otros más audaces (o inconscientes) me pasaban y el Costa Concordia encallaba por ahí.

Hacía varios años que no tenía esa extraña combinación de sensaciones. Sentirte el más banana porque vas a 200 y de golpe aparece uno más pistola (y siempre en un Audi o un Mercedes) que te hace luces porque viene a todo orto y si no lo dejás pasar te lleva puesto. Y lo peor es que te pasa como alambre caído.

El tiempo, bastante lamentable, no ameritó una ruta clásica admirando las bellezas de la Selva Negra. Así y todo me las arreglé para enamorarme nuevamente de mi abandonada Emma, patos y narcisos mediante, en el lago Titisee.

La pregunta del millón es por qué terminé eligiendo el hotel cuyas más sonadas alabanzas se referían a su restaurante. En fin, se quedaron cortos. Las cenas de este viaje han sido memorables, todas y cada una de ellas, con unos platos locales increíbles regados con buen vinito o cerveza según lo ameritara la ocasión.

Y después de este viaje hubo unos cuantos más. Y como tenía abandonado al pobre Eructos tenía que empezar por algo. Lo que estoy escribiendo últimamente es demasiado mío como para ponerlo por acá, sepan ustedes disculpar. Pero habrá más provechitos próximamente, se los prometo. Por lo pronto, se viene el relato del periplo de Eructos por el Imperio. No se lo pierdan, yo les aviso...

domingo, 1 de abril de 2012

Buenos Aires parte 2

Me resultó un poco extraño volver a Buenos Aires después de tan poco tiempo. Esta vez me habían llevado los sonidos de la pared de Roger Waters. Me lo había perdido cuando su gira recorrió el viejo mundo y finalmente pude resarcirme viéndolo en mi ciudad. Y no sólo una, sino dos veces, gracias a los buenos oficios de Ceci. De paso, obviamente, aproveché para encontrarme con gente querida.

Ahí estaba, de vuelta en el Varela Varelita, disfrutando de un café con leche de esos que queman desde la taza - ¿habrá algún otro lugar en el mundo en el que las tazas se calienten tanto como en Buenos Aires? - acompañado, como no podía ser de otro modo, de tres medialunas - sí, dos de grasa y una de manteca, por favor. Eso, ver a la gente pasando por la vereda, leyendo el diario mientras toman su café, charlando con otros, incluso alguno más, como yo, escribiendo vaya uno a saber qué cuitas en cuadernos de hojas lisas.

La tele anuncia la catástrofe: 'Sin Facebook durante dos horas'. Imagino miles de pobres animales de Farmville muriendo de inanición ante la desidia de sus cuidadores.

Musicalmente hablando no todo ha sido Waters en este viaje, por supuesto. Tuve la suerte de enganchar, de pura casualidad, el recital de Morrissey en Buenos Aires. Como siempre, Moz no decepcionó. Se comportó como el showman que es y regaló su repertorio trágico y emocionante - aunque a mi pesar no incluyera 'Irish Blood, English Heart' - a todas las almas sensibles que estábamos congregadas ese caluroso domingo en GEBA. Y ahí recordé las delicias de los recitales en Argentina, sobre todo en el campo. Con el pogo que se armó en la primera canción creo que bajé tres kilos solamente de lo que transpiré.

Inevitable e imprescindible el reencuentro con los chicos. Como desde hace un tiempito el lugar elegido fue la casa de Ale y Walter. A falta del Nono estábamos todos los demás. Las charlas discurrieron por los carriles habituales, con la salvedad de que el Nono fue partícipe, o al menos intentamos que así fuera, a través de Skype.

Entre la conexión que andaba bastante como el culo y los micrófonos de ambos lados que dejaban bastante que desear todo se parecía a un diálogo de sordos. De todos modos pudimos comprobar que el Nono sigue sin hablar de su vida privada, que los verdugueos cruzados entre el Peq, el Roco y el Nono perviven a pesar de las distancias, y que es ineludible que, si estamos todos juntos, hablemos todos a la vez y no nos escuchemos.

También me instalé, aunque esta vez en días alternos, en casa de Lau. Nos pusimos al día de todo lo que nos había ocurrido en el mes y medio que no nos vimos, y obviamente no nos alcanzó el tiempo. Merece una mención especial la frase del siglo: 'X es una mina que se casó el día de su casamiento'. Puede que en el futuro cercano tengamos nuevas oportunidades de vernos, si todo sale bien.

El (los) show(s) de Roger fue(ron) memorable(s), fantástico(s), indescriptible(s). Es increíble cómo algo que se supone conocido por todos los presentes pueda de todos modos transmitir esa carga emocional tan grande y ni siquiera perder el factor sorpresa. La compañía, cada una de las veces, antes y después del recital fue memorable. Para el recuerdo el vendedor que nos cruzamos rumbo al gallinero que anunciaba a viva voz: 'Imanes de Rossssher para la heladera, el koh-i-noor, el calefón...'.

En otro orden de cosas, o probablemente no, volver de día después de salir tiene una magia aún hoy atrapante. Es la sensación de haber aprovechado la noche al máximo, sobre todo cuando es una reunión con amigos en un lugar tranqui, en una casa casi que mejor, y la noche discurre entre charlas sobre los temas más variopintos y bebidas interesantes.

Una perla especialísima fue el reencuentro belgra-lujanero con Fio y Ceci. Creo que si ésta última no hubiera tenido que laburar al día siguiente nos habríamos quedado parloteando hasta el mediodía. Finalmente acordamos una segunda parte en Playa del Carmen, cortesía de Fio y sus power-amigos, cuando los planetas se alineen, o dentro de poquito.

Y esta vuelta me traje, una vez más, otro recuerdo indeleble. En realidad dos. Uno quizás ya lo vieron por ahí en el caralibro. El otro, como canta Ringo en 'With a Little Help from my Friends': 'I can't tell you, but I know it's mine'.

martes, 13 de marzo de 2012

'¿Qué tenés light?'


¿Qué lleva a una persona a entrar en un lugar lleno de cosas variadas y sabrosas y preguntar '¿Qué tenés light?'? ¿Simple estupidez? En todo caso, leer la carta no puede representar un esfuerzo sobrehumano como para dejar de hacerlo y averiguar de primera mano si realmente hay algo 'light'. ¿Y qué es eso después de todo? En las cartas siempre hay ensaladas sueltas, y el omnipresente bife (anque pechuguita de pollo grillé) con ensalada mixta.

'Qué tenés light'. Más lo pienso y más ridículo suena. Encima en este lugar tan bonito. La pregunta hasta tiene un dejo de insultante, no es un lugar de comida rápida ni de almuerzos opíparos, las mesas son pequeñas, las paredes están decoradas con frases inspiradoramente culinarias. La gente que ha creado este sitio siente evidentemente que la comida es una ocasión digna de ser celebrada, no algo 'light' que hay que incorporar porque de otro modo moriríamos.

Me enoja la gente incapaz de disfrutar de la comida. Si, como dice Karlos Arguiñano, comer es lo más placentero que uno puede hacer con los pantalones puestos.

Esa actitud displicente ante la comida tiene múltiples manifestaciones. Desde la gente incapaz de comer lo que sea tal como sale de la cocina - 'no, por favor, la ensalada Waldorf la quiero sin mayonesa/manzana/nueces...' - hasta los que evitan grupos alimentarios completos bajo las razones más arbitrarias - 'no como cosas amarillas'. Limitarse en una actividad que además de ser esencial conduce indefectiblemente al disfrute sólo puede caber en la mente de un sádico. Conste que no estoy hablando de alergias ni de patologías fuera de los trastornos obsesivo-compulsivos. Cuando alguien recibe un plato preparado con ganas y amor por la cocina y empieza a destriparlo separando las cosas que no son de su agrado, Christian Dior mata un gatito.

domingo, 19 de febrero de 2012

Desmantelando

En algún lugar leí alguna vez que las mudanzas eran una de las situaciones más traumáticas y estresantes por las que puede pasar una persona en su vida. Ahí arriba, rivalizando con familiares estirando la pata y rupturas de pareja. Y ahora me toca mudarme de nuevo.

He de decir que, al menos esta vez, lo estoy haciendo con tiempo. Para variar tengo de nuevo como limitante un viaje antes del que debo tener todo ya movido, aunque en este caso se trate de una cómoda baulera en la que por supuesto no voy a vivir. Y por ahora voy bien, dado que ya han sufrido el paso del tsunami dos de los muebles con mayor densidad de porquerías por centímetro cúbico de todo lo que me rodea.

En la mudanza anterior a la anterior (o la anterior a ésa, quizás) dejé ocho cajas de libros como inquilinos permanentes en la habitación de mi hermana, que por suerte es grande - la habitación, no ella... bueno, ella también, pero no es el punto. Ocho cajas. S
i bien no me tomé el trabajo de contarlos, evidentemente son unos cuantos libros. Había tardado, pongamos, veinte años de mi vida en juntar esa cantidad. Bueno, agárrense porque lo que viene sí que es bueno. En los últimos tres años junté los libros suficientes como para llenar cuatro cajas, que encima son más grandes que las que dejé en Adrogué City. Si contamos que de las ocho cajas iniciales traje una al lugar del que me estoy yendo, y que además en esas cuatro cajas que acabo de embalar no están los libros que tengo en proceso, que son ocho - gracias padre por, además de transmitirme este vicio, pegarme también
las costumbres más insalubres que podría tener asociadas - quedarán, netas, tres cajas y media. O sea, más de una caja por año. La proyección me da miedo, mucho miedo.

Antes de que me ataquen diciendo que por qué no me compro un e-book, les digo que mi religión me lo prohíbe. Necesito el tacto de los libros, oler el papel, tenerlos acumulando polvo en los estantes, llevarlos de paseo por ahí a buscar a su autor para que me los dedique, putear cuando se acercan demasiado al agua, saber que si los presto probablemente no los vaya a ver de nuevo, marcar alguna frase de ésas que marcan con un lápiz - porque todavía me acuerdo de cuando fuimos de visita a la Biblioteca Nacional y la chica que nos paseaba por ahí nos contó que los dos principales enemigos de los libros eran la cinta scotch y las biromes. ¿Y por qué no voy a una biblioteca pública? Ver último punto de la lista anterior. Si me hago socia de una biblioteca cuyos libros están todos subrayados por otros engendros como yo me muero muerta.

El otro mueble lleno de porquerías era la cómoda del living. Una cómoda de 1,23m de altura, 0,80m de ancho y 0,48m de fondo (¡gracias Ikea!) puede guardar una cantidad de mierda nunca antes vista salvo en la tele. Los primeros cajones fueron fáciles, papeles a tirar (muchos por suerte) por acá, papeles importantes por allá, papeles de dudosa utilidad pero que se guardan por las dudas un poco más allá... Y muchos objetos extraños. Pilas, montón de pilas. Voy a tener que llevar un cargamento al laburo, donde está el único punto que recuerdo en el que se pueden dejar pilas usadas. Una cantidad inenarrable de pen drives (¿por qué? ¿los regalarían?). Libretas, usadas y nuevas, post-it varios, tarjetas de visita, tarjetas de crédito viejas, resaltadores - en la puta vida creo haber usado un resaltador en casa -, una navaja (¿?), un rompecabezas de 1000 piezas, mapas de muchos lados, mi título de la facultad - tengo que asegurarme de que eso no vaya al montón de cosas para tirar -, una vaca de peluche rellena de Chupa-Chups...

Para cuando llegué al último cajón ya lo había visto todo, o casi. Llené una caja - más grande que las de los libros, además - con todos los cables que pululaban sólo en ese cajón. Y las cajas varias de electrónicos que los acompañaban. ¿Por qué motivo las cajas de los electrónicos grandes se tiran, y las de los más pequeños se guardan? ¿Para esperar la felicidad? Por mí, que esperen todos juntos, pero adentro de la caja, sin molestar.

La mejor parte fue la de desarmar los muebles en cuestión (gracias Ikea de nuevo). Y pelearme durante horas con esos pitutos suecos que se ponen en esos huequitos circulares tapando esos tornillos no menos raros y que después van girados para sujetar el tornillo. Si alguna vez armaron un mueble de Ikea sabrán de qué les hablo. Si jamás lo hicieron esto les debe estar sonando no a chino básico, sino muy avanzado. Bueno, todos estos años de ingeniería me enseñaron que desarmar algo era reducirlo a sus componentes básicos, lo que para mí implicaba sacar esos pitutos de su lugar y dejar todo dispuesto como en el manual de instrucciones. Toda la tarde estuve luchando contra los dichosos pitutos, hasta que, en un rapto de genialidad propio de esas epifanías de House me di cuenta de que simplemente con girarlos para que liberaran el tornillo raro y separando los paneles que ese tornillo unía me ahorraba el disgusto de pelear contra ellos. Seis años de ingeniería y una tarde puteando en sueco para darme cuenta de que me sigo rascando la oreja izquierda con la mano derecha.

Ay de mí cuando me toque el placard... al menos sé que no tiene esos pitutitos del demonio.

domingo, 12 de febrero de 2012

Canciones, parte 2

A medida que iba escribiendo la entrada anterior acerca de las canciones que me marcaron, me fui dando cuenta de que había muchas relacionadas directa o indirectamente con películas. No es extraño, dado que son dos de las cosas de las que más disfruto, e incluso dejé afuera de la lista unas cuantas canciones porque no quería que todo el post fuera dedicado al cine. Pero hoy la cosa cambia.

Les traigo justamente un recopilatorio de canciones de películas, con la particularidad de que, aparte de ser todas pelis que me gustan, se trata de sus canciones de cierre. Y aquí, otra puntualización. No meramente la canción de los títulos finales, sino la que acompaña la última escena de la película. con lo que viene una advertencia. En algunos casos, por razones obvias, si no vieron la película, mejor no vean el video que acompaña ese opúsculo. No es cuestión de andar destripando finales gratuitamente...


10 - You Can Leave Yor Hat On (Tom Jones) - The Full Monty

Dos clasicazos juntos. Un peliculón con una banda de sonido digna de las mejores comedias británicas - nunca decepcionan, es una garantía - y un cierre acorde con una versión fantástica a cargo de Tom Jones. Si no vieron la peli, en este caso no van a tener inconvenientes para ver el video dado que no se devela nada extremadamente sensible a la trama. Y si ya la vieron obviamente vale la pena revivir ese strip-tease final con el público desaforado.




9 - Paint It Black (The Rolling Stones) - The Devil's Advocate

Antes de que nadie diga nada, aviso: en The Full Metal Jacket la canción final, a todos los efectos aclarados en esta entrada, es la de Mickey Mouse, no ésta. En realidad Paint It Black aparece recién con los títulos finales.

Volviendo al hilo, El Abogado del Diablo tiene como sus dos problemas principales a Keanu 'inexpresivo' Reeves, y a Al Pacino en full mode 'hago siempre de mí mismo'. Aparte de eso, la peli está bastante bien, y el final es muy interesante. Sin embargo, el clímax se da justo antes de que entre en escena la canción de cierre, con lo cual en teoría ver el video tampoco les va a arruinar la película (nota: el video es medio choto, el principio está congelado pero después va OK).




8 - My Way (Sid Vicious) - Goodfellas

Si hay un subgénero de pelis de mafiosos el amigo Scorsese definitivamente tiene que ser su profeta. En ésta hay trampita, porque en la escena final aparece esta versión de My Way, y después, en el medio de los títulos, la coda de piano de Layla, que debe ser la que todos recordamos como canción final de esta gran película que en Argentina se llamó Buenos Muchachos y, en España, Uno De Los Nuestros. Acá dejo a vuestro criterio ver o no el videito. Incluye las últimas escenas, completitas. Eso sí, si a esta altura no vieron esta peli es para matarlos...

No me deja insertar el video, así que acá va el link: http://www.youtube.com/watch?v=H1UMCfbqDsU


7 - We'll Meet Again (Vera Lynn) - Dr. Strangelove or: How I Learned To Stop Worrying And Love The Bomb

Aparte de una de las mejores líneas de la historia de la cinematografía - 'Gentlemen, you can't fight in here! This is the War Room' - tiene también esta película un cierre memorable, con uno de los tres personajes que compone Peter Sellers, en este caso el Dr. Strangelove que da nombre a la peli, levantándose de su silla de ruedas y diciendo 'Mein Führer! I can walk!'.

En su momento, en una de esas charlas de hondo contenido humano que solemos tener con la Hiena, me llamó la atención hacia el 'sindrome de la mano extraña', también conocido como 'síndrome del Dr. Strangelove' por esta película, en la que la mano enguantada del doctor no puede reprimir el saludo nazi que se le escapa de vez en cuando.

Por otro lado, una vez más se demuestra el ensañamiento gratuito del señor que traduce los nombres de las películas, que en Argentina le puso 'Dr. Insólito o: Cómo Aprendí a Dejar de Preocuparme y Amar la Bomba' (está bien, podría haber sido peor) y en España le encasquetó un horrendo '¿Teléfono Rojo? Volamos Hacia Moscú'.

Y para los fanas-fanas: sí, Vera Lynn es la misma Vera Lynn de Vera, la canción de Pink Floyd.




6 - God Only Knows (The Beach Boys) - Love Actually

Ésta es la canción a la que hacía referencia, sin nombrarla, en la entrada anterior. Una canción de amor que empieza con 'I may not always love you...' no puede no encantarme. Y su presencia al final de esta otra gran película británica que también cuenta con una banda de sonido excepcional queda simplemente fantástica. Puedo citar de memoria parlamentos completos de esta peli, clásico de clásicos en navidad. Recomendada ampliamente para aquellos que gustamos de la buena música, las buenas comedias y los aeropuertos.

Tampoco me deja insertar el video, va el link: http://www.youtube.com/watch?v=iEQPXDGRaEk


5 - Born Slippy (Underworld) - Trainspotting

La reconversión del parlamento inicial en Trainspotting para la escena final es admirable. Y, después de todo, se puede considerar como una marca del director - ver más adelante, jejejejeje. Danny Boyle hace una genial adaptación de la novela de Irvine Welsh y Ewan McGregor interpreta a su personaje central de manera magistral. Otra peli británica - bueno, para evitar herir susceptibilidades, escocesa - con banda de sonido memorable y adecuadísima al ambiente.

Me acuerdo de cuando vi esta peli por primera vez, en el cine. Estábamos con Ceci y Sandra. Y tuve que leer los subtítulos casi completitos porque no cazaba un fulbo del acento escocés de todo el mundo...




4 - Don't You (Forget About Me) (Simple Minds) - The Breakfast Club

Un definitivo 'must see' para todos los de la generación del '80, El Club de los Cinco nos marcó, como todas las pelis de John Hughes. Y como no todo es alegría, recordemos la frase memorable de xkcd que dice 'Si te idetificabas con los chicos de 'El Club de los Cinco' cuando salió, ahora estás mucho más cerca de la edad del Principal Vernon'. Triste pero real, nos vamos poniendo viejos.

En la nota personal, recuerdo mi sorpresa al descubrir, luego de años de ver la película y creer que la conocía de memoria, que nunca había visto la versión, digamos, 'uncut', en la que los chicos se fuman un porro durante esa mañana de sábado. Gracias una vez más VH1 por acercarnos a la cultura pop ochentera y explicar de una vez por todas esa escena de baile tan rara que parecía que no tenía sentido.

Otro que no deja insertar videos. Link al canto: http://www.youtube.com/watch?v=7glz8UbXneA


3 - Stand By Me (Ben E. King) - Stand By Me

Otro clásico ochentoso... si nacieron en esta década y no vieron ni El Club de los Cinco ni Cuenta Conmigo, háganse ver, se los ruego. Eso no es ni medio normal.

Acá se juntan varias cosas interesantes que pasaremos a enumerar... La peli está basada en una nouvelle de Stephen King llamada The Body - si mal no recuerdo, aparecía en Las Cuatro Estaciones, y, obviamente, era Otoño. En ese libro también estaba Rita Hayworth and the Shawshank Redemption (Primavera), en la que se basó una de las mejores películas de la historia del cine, The Shawshank Redemption (Sueños de Libertad en Argentina, Cadena Perpetua en España). Nada mal para el pobre Stephen, que ha tenido muchas adaptaciones de libros suyos a pelis que realmente eran catastróficas. Cuenta la historia del viaje iniciático de cuatro amigos preadolescentes en busca de algo que les despierta mucha curiosidad... un cadáver.

Esta era una peli típica para ver con tus amigos cuando tenías la edad de los protagonistas, un sábado a la tarde cualquiera, y quedarte con la oda a la amistad que significaba. Como escribe Gordie, el protagonista, justo antes de los primeros acordes de Stand by Me (traducción libre de servidora): 'Jamás volví a tener amigos como los que tenía a los doce años. Jesús, ¿alguien los tiene?'




2 - Shape of my Heart (Sting) - Léon

Pe-li-cu-lón. Así nomás. Y al que me lo discuta, lo veo afuera, si es macho.

Dos actorazos: Jean Reno y Gary Oldman. Una (entonces) joven promesa: Natalie Portman. Un director francés que sale del preconcepto de pelis lentas: Luc Besson. Un guión impecable, y la historia de amor más imposible de todas: una nena de 12 años y el asesino a sueldo que la cobija después de que hubieran matado a toda su familia.

El cierre con Mathilda (Natalie Portman) contando sus increíbles avatares no puede quedar mejor acompañado que con la bellísima canción de Sting.




1 - Happy Heart (Andy Williams) - Shallow Grave

La primera película de Danny Boyle es una pastilla de 90 minutos que resume cómo se hace un muy buen thriller - y sus toques de comedia negra, inevitables si tenemos en cuenta su británico origen - o escocés, de nuevo, para no herir susceptibilidades. Más exactamente Glaschu.

La historia trata acerca de tres amigos que comparten depto y alquilan una habitación que les sobra. Un buen día descubren al nuevo compi de piso muerto, y su valija llena de guita. Y surge la gran pregunta... ¿qué es un pequeño asesinato entre amigos?

Obviamente la banda de sonido demuestra el buen gusto de Boyle a la hora de musicalizar sus películas (¿le perdonamos Slumdog Millionaire?). La peli tiene toneladas de frases memorables, las entrevistas a los posibles candidatos a compañero de piso son hilarantes y un comienzo nada convencional. El humor negro de los personajes llega a cotas increíbles con, por ejemplo, Alex (Ewan McGregor) diciéndole a Juliet (Kerry Fox) cuando se están deshaciendo del cadáver de su difunto compi de piso: 'But, Juliet, you're a doctor. You kill people every day.'

El final es increíble. No miren el video si no vieron la peli, se los prohíbo. Y si la vieron, es un buen momento para recordar el dulce fraseo de Andy Williams mientras...


sábado, 4 de febrero de 2012

Colaboraciones

Esta semana anduve revolviendo cosas viejas, muy viejas, que tenía en una serie de discos de back-up guardadas hace bastante. Y me crucé con unas cuantas que había olvidado pero que no dejaban de ser más que interesantes. Una de las mejores, lamentablemente, no era mía. Pero me seguía pareciendo tan buena como la primera vez que la había leído. Así que me puse en contacto con el alma cercana que lo originó para pedirle permiso para incluirlo aquí en Eructos. Increíblemente, me dijo que sí, pero bajo la condición de que no publicara su nombre dado que en ese texto desnuda cosas muy suyas.

Entonces aquí les dejo la primera colaboración que recibe Eructos Mentales: Cordobés sensible.


Cordobés sensible

No puedo dejar de pensar en el cordobés sensible. Ése que se ofende cuando le dicen: “che Cordobés, contate un chiste...”. No puedo dejar de sentirme como ese cordobés, que al fin de cuentas, puede hacerte mear de la risa. Pero no quiere ahora, no está de humor para chistes supongo. Yo tampoco lo estoy. Y creeme que te puedo hacer matar de la risa, puedo ser un payaso. Puedo ser un circo entero. Vos ya lo sabés, mil veces te vi muriendo de la risa. ¿Nunca se te ocurrió que tal vez este cordobés te querría escribir un poema? O cantar una canción algo demostrativa... Vos seguro tenés la poca delicadeza de aplaudirlo, como si fuera showman. El tipo te dice mil cosas, te canta bien clarito al oído y vos te pensás que es una ofrenda. Como si quisiera impresionarte, nada más alejado, el horrendo cordobés quería cantarte las verdades que no se anima a decir, porque es sensible, es cagón el cordobés. Tal vez es muy sabio, como un buda iluminador sabe lo que va a suceder, y no puede dejar de pensarlo en la noche. No duerme, planifica, porque no sólo cuenta bien los chistes, canta lindo y con poesía-que-viene-al-caso, sino que además es ultra inteligente el cordobés. Pasa que en la noche piensa lo mejor, para poder dormirse. Todo lo malo lo piensa cuando te acompaña a tu casa y se pone a llorar, sin que te des cuenta, porque vos también vas mirando el piso. Puto y cordobés, pero que lindo cómo canta... ¡¡Y cómo cuenta chistes!! Me hace cagar de la risa. Y se comenta que en la cama no está nada mal el cordobés, él posee mucho “Knack”. Y él está sentado, tocando la guitarra, cagándose en todas esas cualidades circenses.

Él te quiere decir un poema, pero no se le permite, su lugar en el mundo es contando chistes, con un Fernet en la mano. Si se toma más libertades que esa lo echan del paraíso. Y el cordobés se la banca, porque encima tiene unos huevos de oro. Hasta que llega a su casa y las paredes lo miran fijo: “¡Llorá, culiao!”. El equipo de música está apagado, pero también le grita que llore. Y cuando entra a su cuarto y ve la cama destapada, desolada y desmujerizada, rompe en el llanto que tanto exigía.


Su dolor es más grande que la provincia de Córdoba, y crece con la gracia de sus chistes, con el humo de su Knack y con la belleza de su canto. Cuanto más disfrutás del cordobés, más se agranda su pena, pero su gran capacidad (y he aquí la principal fuente de graciosidad de los cuentachistes cordobeses) es que en ningún momento te lo hace saber. La mayoría de los humoristas te pintan su triste realidad, tiran un golpe bajo después de hacerte reír, en cambio éste se te queda mirando con media sonrisa clavada, esa que tanto te gusta, y muere pisado por un gran vaso de Fernet. El cordobés se quiere morir, se prepara otro Fernet estando solo en la casa y pone un disquito pa’que le haga compañía. No pone cuarteto ni La Mona Giménez, en cambio pone el “Darklands” de los Jesus and Mary Chain tal vez porque quiera dejar de ser Cordobés, o porque ése es el disco que sonó la primera noche que estuvo con vos. “Y se despierta de un sueño hacia un aterrador mundo de gritos, y entiende que el cielo está muy cerca del infierno”. Eso es lo que dice la canción de las tierras oscuras, escrita por unos tipos que jamás estuvieron en Córdoba.


Menos mal que te fuiste, él ya se había cansado de Córdoba. Agarró la guitarra y pidió a gritos: “Take me to the dark. O god I get down on my knees. And I feel like I could die by the river of disease...” Se quedó callado pensando si el “river of disease” tendría algo que ver con Río Cuarto. Luego entendió que no puede dejar de ser cordobés, dejar de ser gracioso. Nada que hacer para su salvación, vio el paraíso escapársele de las manos, y con la guitarra clamó: “I want to stay, I want to stay... tututututuuuuu...” (Y fin de la canción).

R.

domingo, 29 de enero de 2012

Canciones

Hoy tuve un día bastante musical. Más que un día, diría que el finde completo. Y se me ocurrió volver a Eructos para hacer un listado de canciones robando el concepto de Nick Hornby en 31 Songs - si no lo leyeron se los recomiendo ampliamente - eligiendo no las más significativas musicalmente hablando, sino aquellas que conservo emocionalmente porque las disfruté, las odié, o simplemente acompañaron algún momento de mi vida de manera más o menos especial.

Como a casi todo el mundo me afecta la psicología del número redondo, como decía mi prima Mili, así que la cantidad, en esta ocasión al menos, va a ser de diez... Una, porque me resultó relativamente fácil llegar hasta esa cifra sin quemarme la cabeza - que en una noche de domingo se agradece - y otra, porque me da la posibilidad de ampliarla sin mucha historia cuando se me descongele el cerebro o me puteen por haber elegido tal o cual. Y parafraseando a Mikel López Iturriaga en su última receta de cebiche, diré, antes de que los talibanes de la pureza musical y aledaños se me tiren encima ante esta afrenta al espíritu de Euterpe, que esta lista es mía y la armo como se me da la gana.


10-Carnaval Toda la Vida - Los Fabulosos Cadillacs



Fue la primera en la que pensé, lo prometo. ¿Por qué? No lo tengo muy claro, es aparentemente festiva, aunque si nos fijamos en la letra tiene un dejo melancólico que no se condice mucho con la música. El recuerdo más interesante que me trae es el casamiento de mi prima Mili (sí, la de la psicología del número redondo) y Ale, el Pelado. Hicieron su entrada triunfal en el salón con esta canción, y fue el mejor preludio para una fiesta espectacular... hasta me acuerdo que estaba sentada en la mesa Samuel.


9-There is a Light That Never Goes Out - The Smiths



Algo tiene que significar el hecho de que una de mis canciones de amor preferidas empiece con la frase 'I may not always love you...'. Más significativo es el hecho de que la otra sea este clásico de The Smiths. No me pueden negar que 'to die by your side, well, the pleasure, the privilege is mine' es una de las cosas más bonitas que se le pueden decir a alguien amado. Sí, es amor trágico. Muy trágico. Pero vamos, ¿existe otro?


8-Relax, Take it Easy-Mika



Esta tiene significado colectivo. Fue, por una de esas cosas que ocurren en la vida, el himno no oficial del ISE durante el curso 2007-2008. Pasaron miles de cosas, montones de viajes y recuerdos, y de vez en cuando esta canción vuelve a sonar y nos transporta a las bellas playas de Móstoles (¿?). De más está decir que en el estribillo, cantábamos 'take it I-I-SE...'


7-Brillante Sobre el Mic-Fito Páez



Golpe bajo si los hay, dudaba entre esta muestra del principio del fin de Fito Páez y 'Amigos', de Los Enanitos Verdes. Puede que factores externos afecten mi memoria, pero creo recordar que, en la fiesta del reencuentro belgranense de la XLIV A, Leli, quien musicalizaba, nos ahorró este parto. Capaz no, todo es posible. Igual, a los de mi de-generación nos viene torturando desde que egresamos de séptimo grado - sí, nosotros fuimos los últimos que logramos zafar de la bosta del Polimodal, muehehehehehehe...


6-Ironic - Alanis Morissette



Aquí tengo que traer a mi amiga del alma Cecilia - vos sabés que sos vos, nena. En la época en que nos fanatizamos con esta canadiense nos pasó de todo, mayormente anécdotas iniciáticas. A veces nosotras dos solas, a veces con grupete extendido, siempre generando nuevas historias que resurgen en alguna charla alpedística de las que son nuestra especialidad. Lo que recuerdo, sin embargo, no incluye a Ceci, sino a mi viejo, que me acompañó a Dr Jeckyll - qué tiempos aquellos - a ver a esta muchacha, que tocaba en una especie de acústico para un reducido grupo de privilegiados, que no creo que fuéramos más de 150. Nunca terminé de agradecer bien al alma caritativa que me consiguió la entrada.


5-Bizarre Love Triangle



Clasicazo ochentoso más versionado que Yesterday - bueno, tampoco la pavada. Presente desde tiempos inmemoriales en toda fiesta Baca Paunero que se precie, nos ha dado toneladas de diversión a mí y a mis primos, y momentos de preocupación a nuestros padres y tíos que, si estaban sobrios y nos veían, se preguntaban seriamente si estaríamos en nuestros cabales. Creo que hasta mi hermana se debe saber la letra.


4-Just Like Heaven-The Cure



Siguiendo con el impulso ochentoso, otro clásico, esta vez de mano de The Cure y su perenne alegría darkie. En realidad tendría que haber incluido todo 'Kiss Me,
Kiss Me, Kiss Me', pero me limité a mi favorita de todo el disco. Las motivaciones en este caso son casi demasiado personales, sólo diré que es una de mis conexiones a una persona muy importante en mi vida, y que solíamos bombardearnos mutuamente con canciones de este disco. No creo que quieran más detalles, ya bastante cursi me estoy poniendo.


3-Imitation of Life-R.E.M.



Otra de alegría darkie si las hay, y vaya uno a saber por qué. Las letras de R.E.M. son, cuando menos, crípticas, por no decir a veces completamente ininteligibles. En este caso no estoy muy segura de qué corno estaba hablando Michael Stipe, pero en su momento me sirvió como levanta-ánimos en algún momento bajonero, aunque mayormente me lleva a momentos maravillosos con mis hermanos de la facu. ¿En serio? ¿Una de R.E.M. levanta-ánimos? Estoy muuuuy mal.


2-Stay (Faraway, so Close!)



La que es, en mi humilde opinión, la mejor canción de U2, es también parte de la banda de sonido de Faraway, so Close!, peliculón de Wim Wenders. Ambas me llevan a Berlín. Tanto, que el fantástico plano secuencia con el que empieza la película (con la bellísima Siegessaüle, en el Tiergarten) fue la razón primordial que me llevó a conocer esa ciudad. Y cada vez que voy no puedo evitar ir a visitarla, como si ese ángel me reclamara. Por otra parte, y volviendo a la canción y al tema de esta entrada, tuve uno de los momentos más emotivos en un recital cuando, viendo a U2 en su 360º Tour en el mítico Wembley, Bono está hablando ya no me acuerdo de qué, y dice algo de Berlín... me quedo pensando y digo 'no puedo creer que vayan a tocarla, me muero acá mismo'. Y me morí, de verdad. Qué manera de llorar como una pelotuda, por favor.


1-Always Look on the Bright Side of Life



Había que terminar arriba, porque veníamos medio bajón. La historia no oficial de esta canción es curiosa, parece que cuando filmaban la última escena de 'Life of Brian' (otra peli imprescindible) los actores tuvieron que estar un buen rato ahí colgados y se empezaron a aburrir. Entonces Eric Idle se puso a silbar, le salió una melodía interesante, le pusieron una letra memorable y ahí está, para que todos la disfrutemos. Un infaltable en navidad, pero también en cualquier otro momento de ésos en los que pensás 'Life's a piece of shit, when you look at it'. Eso sí, como cuando palmó Graham Chapman, si me muero quiero que todos la canten en mi velorio.