domingo, 9 de marzo de 2014

Catarsis

Y después de eso no escribí - publiqué, mejor dicho - nada más. Se me ocurrió una variedad de buenas excusas, ninguna en realidad aceptable. Eructos había sido abandonado una vez más, pobre. Y como el leit motiv en su momento habían sido los viajes surge como inevitable retomarlo luego de un par de semanas de locura aeronática. Otra excusa, porque en el interin estuve generando millas a tutiplén y mis elucubraciones jamás llegaron hasta aquí.

Debo reconocerlo, me está costando. Pensé que sería más fácil, tantas veces en este tiempo en situaciones que ameritaban el recuerdo vía relato o imaginando frases que hubieran quedado bien juntas. Evidentemente la falta de temática no me molesta en absoluto si pude ingeniármelas hasta ahora para escupir dos párrafos sin decir algo en particular.

Fiaca total. El famoso 'tirarse a muerto' de Arlt. Esa es la justificación real de mi desaparición escrituril de este año. Porque cosas pasaron, historias surgieron, y la vida continuó, sólo que no me molesté en plasmarla por escrito.

Hubo un día, hace ya bastante tiempo, en que finalmente procesé lo que pasaba allá, en el otro lugar. Hay días que son para olvidar. Sin embargo, otros son tan malos que parecen dar la vuelta y se tornan memorables. Ese día fue de estos últimos.

Durante una comida una evocación de etapas pasadas, metas conseguidas y caminos elegidos disparó un ataque de caspa que no por muy habitual en una mal llevada como yo dejó de sorprenderme. Quizás ése haya sido el primer paso, o el segundo. Con las causas identificadas y, en cierto modo, resolubles, evitables y eliminables, la teoría dictaba que nasa podía impedir actuar contra ellas.

Quizás lo que me faltaba era eso, escucharlo de mi propia boca, con bronca, resuelta, con los huevos al plato ante una situación que, no me voy a engañar, sólo dependía de mí cambiar. He de decir que, en efecto, fue movilizador, aunque también hubiera dolor y angustia al no ser fácil admitir que algunas decisiones no salieron como uno esperaba, que quizás algún camino no había sido el adecuado, o que mucho tiempo después se termina añorando aquello que en su momento había sido la primera opción. Lo que tocaba en ese momento era, definido el objetivo, ver cuál era el camino a seguir.


Como decía antes, la vida continuó, y tanto, que ni siquiera me senté a procesar el cambio radical de los últimos meses y lo mucho que tenía que ver con esa especie de declaración de intenciones interna después de esa comida. Cambio de trabajo, de ciudad, de país, de mentalidad. Hoy domingo, mientras escribo en Copenhague hay un día soleado como se ven pocos en esta época del año, y yo acá adentro, aporreando un teclado. Parafraseando a Amparo, por una vez que se me ocurre expresar cosas, mejor aprovecharlo.

Agárrense fuerte, porque Eructos volvió, y con material.

No hay comentarios.: