domingo, 28 de octubre de 2007

Poniéndonos al día, parte I

Estuve, otra vez, desconectada del belog (Seba dixit). La semana pasada anduvimos de viaje de campo ('field trip', en términos garquetineros) por el norte de España, en Aguilar de Campoo más precisamente. Este lugar aparentemente es el corazón de la industria galletera española (?), lo que implicaba que, a todas horas, el aire estaba inundado de ese aroma a galletas cocinándose, o, aún mejor, recién salidas del horno.

El viaje de campo, para aquellos no geólogos, implica básicamente salir a buscar, encontrar y mirar piedras, sin perjuicio de que ello permite, a veces, obtener fotos más que interesantes. Les voy a dejar varias. Una de ellas, de mi persona encaramada en unas rocas que fuimos a ver y con un paisaje de la hostia detrás. La otra, parte del grupete en la cuesta para ir al castillo pindola (ustedes disculpen, jamás me acuerdo de los nombres de los lugares, al menos que los anote). La última, digna de Cartele, no tiene desperdicio.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Tengo ganas de colgar algunas fotos

Y no pienso justificarme.


Sí, estos edificios están torcidos. Ya que me hago la pro, vamos a decir 1/800, f/5.6, ISO 400


Clarinetista melancólico, en los Jardines del Templo de Debod. 1/640, f/6.8, ISO 400.

martes, 16 de octubre de 2007

Primer puente

Primer puente (en porteño, fin de semana largo) de mi estadía en el viejo mundo, dedicado completamente a, como diría el amigo Arlt, a tirarme a muerta. Y bien que lo disfruté.

Aquí se festeja el día del Pilar, que se ve que existía hace mucho, pero al que nadie le prestaba atención porque tenía el mal tino de justo coincidir con la llegada de Cristóforo Colombo a CulisMundis, hasta que alguien se dio cuenta de que era mucho más políticamente correct
o que hubiera un día festivo no por ese motivo sino por aquella virgen (que si no era ésa, seguro que iba a ser otra).

Datos interesantes del finde... ya no extraño el Mantecol. El Gordo y Marinés se portaron impecablemente y
agregaron 630 gramos a su ya cargado equipaje con tal de darme el gusto (vía madre, of course). Y encima, me trajeron alfajores Havanna que estoy disfrutando sin culpa ni nostalgia alguna. También vale agradecer a TAM por el city tour gratuito otorgado a mis Mantecoles (y el resto del equipaje de mis tíos) por vaya uno a saber q
ué remotas ubicaciones aeroportuarias del planeta. Todo nos remite a la maravillosa escena de Toy Story II en la cual los juguetes se cuelan en el circuito de traslado de equipaje.

Por otra parte, creo que puedo morir tranquila. El sábado me quedé dormida (noooo, ¿en serio?) y la tarde se presentaba propicia para emprender algo tranqui, por lo que puse proa hacia el museo Reina Sofía (bueno, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía). Estuve, calculo, alrededor de 20 minutos completamente extasiada frente al Guernica. Aún no lo puedo creer. Sé que de arte no entiendo un pomo, pero estoy segura de haber captado todo, o casi todo, lo que Pablo Picasso quiso transmitir al pintar (sí, caigamos en lo trillado, que total nadie se da cuenta) esa obra maestra. Además de lo puramente sentimental, la única vez que tuve una sensación parecida (eso que los an
glosajones llaman, con gran poder de síntesis, awe, aunque sin el componente de temor) fue al ver por primera vez el glaciar Perito Moreno.

Como el Guernica lo deben de haber visto miles de veces (y les aseguro que es más lindo ao vivo), les dejo en cambio una tira de Liniers de la saga 'Cosas que a lo mejor le pasaron a Picasso'.

jueves, 4 de octubre de 2007

Fiesta, que fantástica, fantástica esta fiesta...

Bué, tengo que contarles de una vez qué tal estuvo el cumple de Ana y Amparo en Penumbras. La tardanza se debe, básicamente, a que estuve elucubrando bastante qué foto poner para ilustrar el momento. No porque hubiera pocas, sino porque no quiero que persona alguna se sienta ofendida por enfrentarse a la dura realidad y descubrir que sí, que la noche de viernes - madrugada de sábado terminó en bastante mal estado. Así que me decidí finalmente por la más representativa y a la vez menos comprometedora (y en la que, además, aparezco, no sea cosa de dejar de fomentar mi egolatría).

Les cuento que nos divertimos mucho, que vino muchísima gente, y que esperamos la próxima fiesta made in Móstoles... excusas no faltan, lo que necesitamos es el lugar!

Ah, y tuve mi primer síntoma de extrañitis que, obviamente, no podía ser de otro tipo que gastronómico. Gente, extraño el Mantecol... No quiero que me digan que es un postre árabe, que aquí seguro que se consigue, y esas chorradas. Yo quiero el Mantecol de verdad, el que hacen los maestros paleros y que alguna vez fue del señor Georgalos...