viernes, 22 de febrero de 2008

London Calling

Superando duramente la fiaca imperante (debido al clima, quiero suponer) me he decidido, como cada tanto, a actualizar una vez más el belog. Aunque lo de actualizar sea casi tan irónico como el decirnos esta mañana 'buenos días' cuando lo que nos despertó fue la alarma de incendios... pero bueno, es lo que hay.

En lo que viene a continuación de mi itinerario
vacacionero, estuve poco más de una semana en Londres, año nuevo incluido. Tenía ganas de conocer esta ciudad desde que tengo memoria, y sinceramente he de decir que no me decepcionó en lo más mínimo. Es la ciudad más impresionante que conozco, y definitivamente una de aquellas en las que viviría.

Paso a contarles, sucintamente, qué anduvimos haciendo por allí con Pablo Nuclear.

El vuelo des
de París duró bastante menos de lo esperado, circunstancia que fue ampliamente compensada por el tiempo de espera para hacer migraciones. Micrito de por medio, nos trasladamos desde Luton hacia Victoria Station, muy cerca de donde estaba el hostel donde nos hospedaríamos. Exactamente estábamos en el barrio de Pimlico, un lugar de lo más chachi, con una tasa de cuatro Porsche por cuadra, aprox. El hostel, diez puntos, gente macanuda por todas partes y súper cómodo.

Hice todas (o casi) las vistas típicas: Buckingham Palace, Houses of Parliament, Tower of London, Big Ben, Hyde Park (persiguiendo ardillas que se negaban sistemáticamente a ser fotografiadas por mí), Trafalgar Square, Science Museum, London Eye, British Museum, National Galler
y, Tower Bridge, Camden Town, y muchos etcéteras... Entre ellos, pasar Nochevieja en una de las ciudades más cosmopolitas del mundo, con un espectáculo de fuegos artificiales sencillamente impresionante y una multitud en las calles que, con alcohol y todo, sólo se dedicaba a disfrutar de esa noche mágica (no, no voy a cantar la canción del mundial '90, me hace mal...).

Contarles qué es lo más lindo de Londres es o muy complicado, o muy sencillo. Lo más lindo de Londres es Londres, así de grande, variada, acogedora, magnética, cortés, inglesa, con todos esos íconos inconfundibles, los double-decker (por suerte quedan algunos de los originales dando vueltas), el tube y su 'mind the gap', los perros educadísimos, los bobbies (aunque algunos ahora usen armas), el please y el thank you omnipresentes...

Me traje muchísimos buenos recuerdos, y muchísimas curiosidades, a ser satisfechas prontamente con nuevas idas a esta ciudad, tan ciudad, que no podía dejar de atra
parme.

Y a lo mío (o más o menos): las potos para que vean...


Buckingham de fondo, frío interesante, y, ¡vean mi nariz! ¡Sol en Londres!


Una ardilla en Hyde Park que dejó que la atrapara fotográficamente


El Big Ben y Houses of Parliament de noche, y desde el London Eye


Regalo para papá: despiece completo de un Spitfire, en el Science Museum