domingo, 15 de enero de 2012

Far away and long ago...

... a cierta persona se le ocurrió abrir un blog. Empezó, como lo hacía siempre con todo lo que emprendía, entusiasmada y metódica, hasta que con el tiempo lo fue dejando de lado y finalmente cayó en el olvido. Un día, después de la primera vez en que no tuvo ganas de volver al final de unas vacaciones, se dio cuenta de que tenía que agradecer de algún modo a toda la gente que la había soportado durante ese casi mes y medio que la había tenido nuevamente como huésped en su tierra patria. Y aquí estamos una vez más.

Es verdad, es la primera vez en mi vida en que al final de unas vacaciones no quiero volver. Lo pasé maravillosamente bien, como solamente podés hacerlo cuando estás, realmente, en casa. Y no me refiero a patriotismos ridículos ni chauvinismos extremos, sino que, en verdad, tu casa es donde está la gente que querés
(excepciones incluidas). Y en mi caso eso es a 10.000 km del lugar al que la vida y los avatares me llevaron. Como un simple comentario en el caralibro no iba a satisfacer mis ganas de expresar todo lo que quiero allí va este compilado más bien largo y embolante; es lo que hay.

Buenos Aires es increíble. Es caótica, ruidosa, muy enquilombada, frenética, sucia, y a pesar - o justamente por - todo eso, me encanta. Seh, podríamos decir que es más o menos como yo (no, lo de sucia no, por favor, que no se diga). Después de un fin de semana en Adrogué City - gracias a mi hermana favorita por no contarle a mis viejos que iba para allá, a su chico por ir a buscarme a EZE, y a mis viejos por no palmar de un bobazo cuando me vieron cruzar la puerta - una semana en BA era pertinente. Lau, mi hermana por elección, me recibió cordialmente en su depto, y mientras ella laburaba yo me dediqué a recorrer como si no conociera, pateando la ciudad sin rumbo fijo, y disfrutando tanto de ese imbuirse en la ciudad que ni se me ocurrió sacar la cámara. Mire usted qué cosa.

Un miércoles por la noche hice sushi para una juntada de viudas alegres - obviamente no voy a dar detalles. Un jueves por la tarde atravesé la ciudad para ir a ver a mi flia paterna congregada por el primer cumpleaños de una de mis sobris. Ese finde con Lau aprovechamos lo único potable de la gestión de Macri en BA: las bicisendas. Si bien no había suficiente hambre como para clavarse unas bondiolitas en Qué Parrillón, sí la hubo para unos mates con churros.

Llegó otro miércoles, y luego de un día chino que implicó juntada en Caballito para recibir envío de mi courier (¡gracias Diego!), visita a Parque Chacabuco para conocer la nueva casa de Ale, Walter y Gonza, falla de candado en valija y shock de adrenalina para lograr cortar el candado antes de salir para AEP, llegó el momento de volar a CRD para reencontrarme con algunos de los personajes increíbles con los que compartimos un año de master. Qué decir, gente divina, que prepararon dos asados en mi olor (o eso me dijeron, delincuentes), uno con recital de la Hiena y banda incluido, y otro con cuasi-fiesta-del-reencuentro-ISE. Encima tuve la suerte de ir justo el finde de la fiesta de uaipief, a la que accedí como +1 de la gran Oveja, y que fue un casorio pero sin pareja casadera. Glorioso. Gracias a todos los comodorenses que me bancaron, los por adopción y los nyc, lo pasé más que bárbaro.

Dado el éxito de mi sushi con la cohorte de viudas alegres me vi en la necesidad de repetirlo para nochebuena, acompañado de hombrecitos de jengibre que no hubieran podido ser de no mediar los 20 graditos que hicieron para esa habitualmente bochornosa noche del año. Gracias, clima, que nos diste la posibilidad de una nochebuena atiborrándonos de turrones sin chivar como chanchitos. Comentario aparte merecen las actuaciones estelares de mis tíos comiendo sushi: Daniel pelándolo, como si fuera un Sugus, Javier sacando el contenido porque no quería comerse el arroz, y María lidiando con los palitos. Eso sí, cuando llegué ya se habían bajado el Salentein que había enviado, y comimos antes de las doce por obra y gracia vaya uno a saber de qué, porque cometí la gaffe de elegir irme con mi hermana favorita, lo que implicó atravesar un Adrogué desierto a las once y cuarto de la noche - decime, nena, ¿en qué carajo se te va el tiempo cuando te estás cambiando?

Y llegó el momento de la juntada con mis hermanos por elección. Después de idas y vueltas quedamos para un día en que podíamos todos - salvo Fol - habida cuenta de la visita express del Nono desde Mexico. El lugar elegido: la residencia Vázquez-Rombola. El menú: pizza, después de un fallido intento de pedir empanadas (¿puede ser que las empanaderías cierren a las once? Johnny, la gente está muy loca). Luego de dejar a la gente responsable lista para dormir, el grupo más incorregible partió con rumbo desconocido - adivinen dónde estaba yo...

Al día siguiente tocó de nuevo volar a CRD. El objetivo era pasar fin de año en la Casona del Horror, dado que la mayor parte de mi flia se iba a la costa (pero más al norte) para esas fechas. El menú fue nuevamente asado y no decepcionó en lo más mínimo, el grupete que se juntó fue espectacular (aunque todavía estamos puteando a la Hiena por no aparecer), y la sandalia, el arito y el puntero del celu que perdí esa noche me dieron la pauta de que hay que dejar algunas cosas atrás para empezar un nuevo año con todo. Otra estadía en Rada Tilly genial, con playita incluida.

Todavía quedaban cosas por hacer en BA... por ejemplo visitar de nuevo a Lau y a Ale, aunque fuera un poco de raje. Y también a Ceci, que me había quedado colgada después de casi un mes de estar por ahí. A veces una tarde no es suficiente para ponerse al día, pero los mozos de la parrillita a la que fuimos a comer pueden atestiguar que hicimos todo lo humanamente posible... al menos hasta que se fueron.

Después me fui a Valeria del Mar. Allá tenía a más flia que saludar, y más asados que comer. Ver a mis tíos, primos, y sobris, tomar sol y bañarme en el mar, ir al casino a perder guita y hacer huevo... Juli ahora estará puteando porque nadie se querrá meter al mar con ella, shit happens. Comentarios aparte merecen la destreza de Vicky y Mili domando a cinco enanos para que comieran antes que los grandes y lo anonadada que quedó Agus después de escuchar todo aquello de lo que sus primxs serían capaces en su fiesta de casamiento. La lista de invitados se vio sensiblemente reducida después de esa noche.

También pude encontrarme con Olga - cuyo annus horribilis me ayudó a poner en perspectiva el mío - y Befu, dos diosas, que me aguantaron aunque llegara 40 minutos más tarde de la hora convenida, y con quienes también nos pusimos al día como pudimos.

Luego de un último día que incluyó algún recuerdo indeleble, unos sánguches de miga en casa de Ale y unas compras de último momento, la última noche, last but not least, consistió en el encuentro con Fol - que había quedado colgado de la anterior convocatoria con mis hermanos por elección - y la señorita Canchu, con quienes pasamos una velada esssssspetacular. Día largo pero extremadamente productivo, sí señor.

Ya el día de viaje fue más relajado, dormir hasta tarde, almuerzo con la flia nuclear - cuñado y ahijado de cuñado incluidos - compra de alfajores y siesta pertinente, todo eso antes de rajar para EZE. Menos mal que no tenía nada imprescindible que hacer ahí, porque las dos horas entre mi llegada y la salida del vuelo me las pasé entre el control de seguridad y migraciones - y eso que en este último me adelanté en la fila con el argumento de que mi vuelo se iba en 15'. Así y todo salimos a horario. Incroyable.

Me esperaban 14 horitas de vuelo hasta AMS, por suerte de noche. Igualmente, no estoy segura que cuánto se puede descansar cuando en un vuelo nocturno soñás que estás en ese mismo vuelo y no podés dormirte. Lo sé, estoy mal, aunque ni yo sabía en qué grado. Las horas de vuelo finalmente pasaron, mi escala de cinco horas en AMS también fue productiva, y a las ocho de la noche ya estaba embarcando para mi vuelo a MAD. Llegué al depto, dejé las valijas, y me fui a la despedida de Fer. Pero eso ya no es parte de mis vacaciones.

No tenía ganas de volver. Y ahora tengo ganas de volver para allá. Nos vemos en marzo. Los quiero.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quiero llorar. Pero no se si hacerlo por los recuerdos que todo lo que cuenta Flor me traen a la mente y me hacen compartir sus infinitas, y en mi caso, más antiguas ganas de volver, o por el hecho de haber soportado el blog más extenso que haya leído en mi vida (que no es especialmente corta) para ver si la autora se dignaba a mencionar algo que me involucrase.
Es que uno, con toda su ingenuidad y pueril ansiedad, recorre los párrafos en los que se menciona a tropocientas personas (y sin que no abunde una férrea voluntad de seguir) que ni conoce ni pretende conocer, con la futil esperanza de que algún giro, comentario o aneda lo hagan sentirse aludido (viste cari, seguro que ese soy yo! Jue Jue!) e imaginar que otras n millones de almas perdidas en el éter pudieran saber (aunque más no sea en forma inconsciente) que uno existe.
Oportunidades no le faltaron, ya que en su periplo por tierras argentas (porteñas, para ser más específico) tuvo la inmensa e invaluable chance de conocer a mi hermano mayor y mi cuñada, dos de los mejoroes amigos que tengo.
Seguro que mientras leés esto te está dando un pequeño remordimiento, verdad? (uy! siií! como me pude olvidar de Daniel, que es una mezcla de Papá Noel y Kenny Rogers que pernocta en el barrio de Almagro). O más no sea por el incordio que significó acarraer durante tus 300 horas de viaje la f.. pichonera de Pablito, que parece salida de una novela de Holmes y que, a lo sumo, alguien pudiera osar ponérse en una fiesta de disfraces.
Entonces, he aquí mi sorda queja por todos aquellos que pudimos tener alguna mínima influencia o participación en el viaje que acabamos de leer e injustamente no hemos sido nombrados.
La vida siempre te da revancha, chabón (me digo a mi mismo). Para la próxima le voy a pedir que me traiga a Madrid el adefecio más incómodo de cargar que pueda encontrar mi vieja en San Telmo y ahí seguro que algo de mi dice, aunque más no sea un improperio.
Buen viaje!!!
PD: esto va como anónimo porque soy tan viejo como para no saber hacerlo de otra manera.

FlowerCow dijo...

Ay, querido, maravilloso tu uso efectivo de la culpa.
No es que haya olvidado a tu hermano mezcla de Papá Noel y Kenny Rogers (qué imagen, por Dior), ni a tu cuñada, y menos tu pichonera, que llevé cuidadosamente por todo AMS y EZE tratando de que no se aplastara. Juro que intenté llevarla puesta, pero, o mi cabeza es muy pequeña (que sí) o la tuya es demasiado grande. Hubiera sido divertido portarla durante mis cinco horas de escala, esa pichonera tendría muchas cosas que contar. Sin embargo, quedó encerrada en un triste locker junto con mi valija de mano y mi mochila mientras yo paseaba.

En fin, recojo el guante, y me comprometo a hacer de courier nuevamente en marzo, eso sí, teniendo en cuenta que esta vez mi equipaje va a ser más limitado.

Además, ya te dije que estaba elucubrando una entrada especialmente basada en cosas musicales de las que hablamos, así que no habrá motivos para la queja.