lunes, 12 de mayo de 2008

Poca imaginación, pero muchas fotos pendientes...

Mis estimados, no puedo seguir demorando más este asunto; resulta que en cada vuelta me mando - promedio - giga, giga y medio de fotos, y mi última actualización es de un viaje de hace más de cuatro meses. Así que voy a tirarles todo encima, para que mis tías cibernéticas no me reten y para sacarme el peso de la culpa que me carcome (a la mierda, en realidad no, pero sé que, si no lo hago , cada día que pase me va a costar más).

Hoy rematamos Stirling.


Después del lisérgico viaje por las Highlands, decidimos repetir tan lisérgico grupo, sumar a algunos más, y destinar un domingo a la visita express de la tierra del cinematográfico William Wallace (no, no vimos a Mel Gibson. Otros borrachos varios sí, pero no ése).


Lo fumeta empezó cuando nos encontramos para salir en la planta baja de la resi
dencia. Allí hizo acto de presencia César (a.k.a. La Hiena) ataviado con un típico kilt. Huelgan comentarios.

La primera parada una vez llegados a Stirling fue en el monumento a William Wallace, su hijo predilecto. Allí vimos la estatua de Mel Gibson, la enorme torre recordatoria, y las fantásticas panorámicas sobre la ciudad, pero decidimos no entrar al monumento.


Luego, guiados como siempre por la Lonely, llegamos a selecto barcito local con desayuno de proporciones 'William Wallace' (LP dixit). Comimos como cerditos, como ya es costumbre, y seguimos viaje, luego de constatar que nuestro camarero hablaba español con perfecto acento argentino, y que dos muchachos que laburaban a la vuelta eran coterráneos de otros miembros del grupo, a saber, venezolanos y asturiano.


El siguente destino fue el castillo de Stirling, donde nuestro guía nos dio una ex
celente charla en escocés del más cerrado (y casi me hago pis de risa viendo las caras de los chicos tratando de captar dos palabras seguidas, muehehehe...). El castillo nos resultó precioso, los modelos a escala reviviendo situaciones cotidianas, de lo más divertidos, pero todo nos dio sed, así que volvimos al pueblo a por una cervecita antes de partir, y regresar a Edimburgo.


El puente detrás del cual Wallace y sus amigos se cargaron a unos cuantos.


Grupete antes de entrar al castillo, en el mirador: quien suscribe, Leandro, Aitor, Rodriguín, George, Diego y César.


Y el cartele del viaje: 'Hair Upstair'.

No hay comentarios.: