Llegué poco después del mediodía, y aunque había comido gominolas (en argentino, léase 'gomitas') durante todo el viaje, tenía hambre, pero hambre 'de comer chanchito'. Fuimos a un lugar que queda bastante cerca del acueducto y tenía un menú como para no quedarte con hambre. Primeramente, unos entremeses deliciosos (morcillita, salamitos, etc.). Luego un cocido potente-potente, con unas habas gigantescas y pedacitos de chorizo. Como principal, el famoso cochinillo, del que me tocaron las costillas, y estaba tan tiernito que se podía cortar sólo de mirarlo. Encima después hubo postre! Sinceramente, no me acuerdo qué fue lo que tomé de postre, pero no debe haber estado nada mal.
Una vez comidos, fuimos hasta el Acueducto. Esta construcción (que, vamos a decirlo por orgullo profesional, es la obra de ingeniería civil romana más importante de toda España) tiene más de 1900 años, lo que provoca que verlo y tocarlo se transforme en algo impresionante, una conexión con un pasado lejanísimo.
También visitamos el Alcázar de Segovia, un castillo muy bonito con muchas salas exponiendo elementos medievales y la evolución del Colegio de Artillería.
1 comentario:
Pa' que no digas que no actualizo...
Feliz año nuevo pebeta!
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